A pesar de que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) anunció un incremento del 4.3 por ciento en productos como cajetillas de cigarros y refrescos a partir del inicio del año, muchos comercios en el centro de Pachuca mantienen sus precios del 2023 hasta el ocho de enero, según informaron algunos tenderos.

Un recorrido realizado confirmó que la mayoría de los establecimientos en la capital hidalguense continúan aplicando los precios del año anterior, en espera de las nuevas listas que, según los proveedores, se entregarán a partir del ocho de enero. Los dependientes aseguran que, hasta ese momento, no pueden confirmar con certeza los ajustes exactos.

En el primer cuadro de la ciudad, específicamente en la zona centro, las cajetillas de cigarros se exhiben a precios que van desde los 27 hasta los 75 pesos, dependiendo de la marca y la cantidad. Leandro, quien trabaja en un negocio cercano a la calle Matamoros, indicó que las empresas distribuidoras les han informado que recibirán las nuevas listas después del ocho de enero, pero la falta de seguridad respecto a los precios actualizados mantiene los costos anteriores.

En relación con el aumento de los refrescos y bebidas azucaradas, algunos proveedores han mencionado a los comerciantes que se espera un incremento en el valor, sin precisar la fecha ni el monto exacto. Sin embargo, en puntos de venta en la zona sur de la ciudad, como Parque de Poblamiento y Punta Azul, ya se ha implementado el ajuste de precios. Se hace un llamado a la población para que esté alerta y no se deje engañar, mientras se sugiere a la competencia no perjudicar a la ciudadanía.

Se ha observado que en algunos establecimientos, desde el primer día del mes, ha subido el precio de refrescos populares, alcanzando hasta los 14 pesos, así como el de cajetillas de cigarros que ahora se ofrecen hasta en 87 pesos en lugar de los 75 habituales.

A pesar de la incertidumbre, la SHCP justifica estos ajustes en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) como parte de una medida para desincentivar el consumo de alimentos considerados perjudiciales para la salud o el medio ambiente. Algunos residentes expresan su desconcierto, mientras otros sostienen que, a pesar de los aumentos, la gente continuará comprando estos productos básicos debido a su arraigado hábito y dependencia.

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