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Tula despliega sus encantos únicos, cautivando a visitantes con su rica herencia cultural y opciones variadas para disfrutar.

Entre lo destacado se encuentra su majestuosa catedral de San José, una joya de estilo gótico plateresco que en tiempos pasados fungió como convento Franciscano.

En el interior de la catedral, el cristo resucitado ocupa el lugar central, rodeado por representaciones de la evangelización y la rica cultura Otomí. Pasear por el jardín municipal ofrece una experiencia placentera con la posibilidad de degustar delicias locales como helados, elotes o esquites.

Es obligado, si vas de paseo a Tula (Lugar de tules o juncos), visitar la Zona Arqueológica: La gran Tollán, la ciudad de Quetzalcóatl, sede de la cultura tolteca, fue la gran capital del altiplano central de Mesoamérica, con casi 16 kilómetros cuadrados de extensión, con numerosos edificios públicos, plazas, calzadas y abundantes esculturas y bajorrelieves policromados.

En la parte superior de la pirámide de Tlauizcalpantecutliencontramos columnas, pilastras y los colosales atlantes,que representan guerreros con un lanzadardos en su mano derecha y un haz de flechas en la otra. Sobre el pecho, portan un pectoral en forma de mariposa y visten falderíncon gran cinturón; esculturas de piedra bellamente talladas y grabadas.

Aquí también podemos admirar el Palacio Quemado, un conjunto de tres salas rodeadas de columnas, banquetas y altares con decoración en bajorrelieves y vestigios de pintura mural.

En el centro de la ciudad se encuentra el anfiteatro “Tula Eterna” y murales en la pérgola añaden un toque artístico, mientras que el árbol y arco navideños brindan un escenario festivo perfecto para fotografías memorables.

 

En el corazón de la ciudad, el mercado Felipe Carbajal Arcia es un paraíso gastronómico, ofreciendo desde los tradicionales tacos de cabeza hasta platillos típicos como conejo, guajolote en mole, sopes y quesadillas, carnitas, barbacoa, y mucho más.

 

Los amantes de la alta cocina pueden explorar el corredor de restaurantes en la carretera Tula – Refinería, donde se sirven delicias como escamoles, chapulines, chinicuiles, conejo en salsa de ajo, pencas, sopa de médula o de flor de calabaza.

 

El municipio también invita a sumergirse en su historia a través de la sala histórica Quetzalcóatl, exhibiendo vestigios de distintas épocas, pinturas y artesanías. Una visita al cerro de la Malinche revela explicaciones detalladas de petrograbados, proporcionando una experiencia enriquecedora.

 

Para quienes buscan relajación y contacto con la naturaleza, las cascadas de “El Fresno” son un destino a tan solo 25 minutos del centro de la ciudad, perfecto para un día de picnic y descanso.

 

Con el Tulabus, disponible los fines de semana, se accede fácilmente a la Zona Arqueológica, que abre sus puertas diariamente de 09:00 a 16:30 horas, con acceso gratuito los domingos. Tula ofrece así un itinerario completo, fusionando historia, gastronomía y belleza natural para quienes buscan explorar sus rincones en esta temporada festiva.

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