En una audiencia que se extendió por cerca de 15 horas, se vinculó a proceso a seis trabajadores del bar Black Royce en relación con la muerte del empresario Iñigo Arenas Saiz. En una decisión que se produjo poco antes de la una de la madrugada, una jueza de control determinó que existían indicios suficientes para proceder con el proceso penal por el delito de homicidio. Los imputados enfrentarán ahora la investigación complementaria y un plazo de dos meses para su desarrollo.

Los seis individuos, identificados como Aritzi “N”, Ana Karen “N”, Cecilia “N”, otra mujer llamada Ana Karen “N” —todas ellas trabajadoras del establecimiento—, además de Eduardo “N”, quien era capitán de meseros, y Carlos “N”, encargado de la seguridad, están bajo sospecha de haber tenido una participación en el fallecimiento de Iñigo Arenas Saiz en el bar Black Royce.

La defensa de los imputados presentó pruebas periciales durante el proceso judicial en un intento de refutar la afirmación de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) de que la ingesta de sustancias provocó la muerte de Arenas Saiz. Según reportes, la defensa argumentó que la causa de la muerte fue el ahogamiento por vómito, en lugar de intoxicación.

En contraste, el dictamen de los exámenes periciales compartidos por la Fiscalía mexiquense indica que Iñigo Arenas murió por asfixia mecánica por sofocación inducida, posiblemente debido a la presencia de sustancias en su bebida, que podrían haber sido administradas por las cuatro trabajadoras del bar ahora vinculadas a proceso.

La audiencia contó con la participación de cerca de 20 testigos, incluyendo empleados del Black Royce, el taxista que transportó a Arenas Saiz desde Polanco hasta Naucalpan, peritos y oficiales de investigación.

De acuerdo con la reconstrucción oficial de los hechos, Iñigo Arenas llegó al Black Royce poco después de las tres de la mañana y, a las 04:59 horas del 6 de agosto, las cuatro trabajadoras detenidas lo habrían convencido, junto con el capitán de meseros, de ingresar a una sala VIP, donde le habrían cobrado 40 mil pesos por cuatro botellas de bebidas alcohólicas.

Menos de una hora después, una de las trabajadoras informó a Carlos “N” que el empresario se encontraba en estado grave. A pesar de los esfuerzos del personal por reanimarlo, Iñigo Arenas falleció, y su cuerpo permaneció en el lugar hasta que el Ministerio Público ordenó su traslado a las autoridades pertinentes, alrededor de las 10:35 de la mañana.

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