Eduardo Sánchez
Este domingo, una explosión de una camioneta huachicolera dejó una persona muerte en una comunidad en el municipio de Atotonilco de Tula, en el estado de Hidalgo. El suceso, ocurrido alrededor de las cuatro de la mañana, estremeció las puertas y ventanas de las viviendas circundantes, seguido por una impresionante columna de fuego que se elevó hasta diez metros de altura.
Vecinos alarmados dieron aviso a las autoridades locales tras escuchar varios estruendos provenientes de una zona cercana. Al salir para investigar, se encontraron con el horroroso espectáculo de una camioneta envuelta en llamas, la cual, según relatos de testigos, estaba cargada con bidones de combustible. El incidente, desencadenado por la explosión de la camioneta, también afectó una toma clandestina cercana, exacerbando el peligro y el caos en la zona.
La respuesta de los servicios de emergencia, sin embargo, ha sido objeto de críticas por parte de los residentes. A pesar del llamado inmediato de auxilio, tanto los Bomberos como Protección Civil tardaron más de una hora en llegar al lugar de los hechos. Esta demora, según testimonios recabados en el área, podría haber contribuido a la magnitud de la tragedia.
La situación se volvió aún más sombría cuando, tras horas de lucha contra las llamas, las autoridades lograron controlar el incendio y hallaron el cuerpo calcinado de una persona en el lugar del siniestro. La identidad de la víctima aún no se revela, pero el impacto emocional en la comunidad es innegable.
La explosión ha generado una ola de preocupación y miedo entre los residentes, quienes se quejan de que no se activaron protocolos de emergencia que pudieran haber evitado consecuencias más graves, como un posible desalojo preventivo. Este evento deja en evidencia la vulnerabilidad de las comunidades cercanas a instalaciones clandestinas de este tipo y la necesidad urgente de medidas preventivas más efectivas por parte de las autoridades pertinentes.
Las investigaciones sobre las causas exactas de la explosión y la identidad de la víctima están en curso. Mientras tanto, la tragedia en Atotonilco de Tula sirve como un sombrío recordatorio de los peligros asociados con el robo de combustible y la presencia de tomas clandestinas en áreas habitadas.
Jair Velazquez
Dulce Castillo
