Eduardo Sánchez
A tan solo diez meses del inicio de los esperados Juegos Olímpicos de París, la ciudad anfitriona se encuentra en una carrera contrarreloj para pulir su imagen de cara a la audiencia internacional. Sin embargo, un pequeño y persistente inconveniente ha surgido, amenazando con empañar la reputación de la urbe: una invasión de chinches ha tomado por asalto el sistema de transporte público, lo que podría convertirse en una auténtica “cuestión de estado” según las demandas planteadas por el Ayuntamiento de París al Gobierno de Francia.
En la “Ciudad de las Luces”, los asientos tapizados de trenes y metros se han convertido en el hogar de estos molestos insectos. Aunque no representan un grave riesgo para la salud, sus picaduras pueden causar irritaciones cutáneas sumamente fastidiosas. Dada la alta afluencia de personas, incluyendo turistas, que utilizan diariamente el transporte parisino, existe una creciente preocupación de que esta plaga se propague no solo por el país, sino por toda Europa.
ALERTA EN EUROPA POR LAS CHINCHES
Esta situación ha puesto en alerta a las grandes ciudades del continente. Aunque se trata de una plaga que aparece de forma estacional, coincidiendo con los periodos de alta afluencia turística, como el verano y la Semana Santa, la magnitud de la invasión en París sirve como un serio llamado de atención, especialmente para los países vecinos. En este sentido, se han delineado diversas pautas a seguir para contener la propagación de las chinches.
Los expertos sugieren que la incidencia de chinches podría haber alcanzado niveles no vistos desde la Europa pre-Segunda Guerra Mundial. Aunque en Francia estos insectos habían prácticamente desaparecido desde la década de 1950, el auge del turismo internacional y la resistencia a los insecticidas han propiciado su resurgimiento a gran escala. Esto resalta la importancia de entender cómo se propagan.
UNA PLAGA QUE NO AMENAZA LA SALUD
Las chinches adultas, de color marrón café y con dimensiones de entre 0.6 mm y 1 cm, pueden ser detectadas a simple vista si se presta suficiente atención. Aunque suelen esconderse en las costuras y pliegues de tejidos como camas y asientos acolchados, no poseen la capacidad de volar ni saltar, lo que facilita su extracción en caso de encontrarse con ellas.
A pesar de la incomodidad e inquietud que su presencia pueda causar, es crucial destacar que las chinches no representan una amenaza grave para la salud. No transmiten enfermedades ni venenos; simplemente generan pequeñas marcas y picazón que, en algunos casos, pueden provocar reacciones alérgicas. Sus picaduras son muy similares a las de los mosquitos, pero tienden a agruparse en grupos de 3 o 4 y suelen ubicarse en áreas descubiertas del cuerpo, como manos, cara, piernas y brazos.
En cuanto a su forma de transporte, las chinches viajan a través de tejidos. En el caso de la plaga en París, podrían pasar de los asientos del transporte a la ropa de las personas y, a partir de ahí, expandirse y reproducirse en otros países a gran velocidad, ya que las hembras ponen entre 5 y 7 huevos por semana.
Aunque resulta prácticamente imposible inspeccionar la seguridad e higiene de todos los tejidos con los que entramos en contacto a lo largo del día, existen ciertas prácticas para prevenir la propagación de estos insectos:
- Observar bien el colchón en nuestra propia cama o en la de un hotel, en busca de posibles manchas fecales de chinche, que aparecen en grupos de pequeños puntos negros.
- Revisar la cabecera de la cama, ya que las chinches tienden a esconderse, especialmente, en los huecos de los tornillos que la sostienen.
- Evitar colocar el equipaje (mochilas o maletas) encima de la cama para prevenir el contacto con los tejidos en caso de que haya chinches presentes.
- Colocar los zapatos preferiblemente en espacios abiertos o alejados de la habitación.
- Inspeccionar minuciosamente artículos adquiridos recientemente, como ropa, zapatos, muebles o incluso libros, especialmente si son de segunda mano, antes de introducirlos en casa.
A pesar de estas precauciones, las chinches pueden encontrar su camino hacia nosotros, tal como lo han hecho en París. Por ello, el Gobierno de Francia ha publicado, en colaboración con la Agencia Francesa de Seguridad y Salud Alimentaria, Ambiental y Ocupacional (ANSES), una serie de medidas para combatirlas:
- Lavar todos los tejidos, incluyendo ropa, ropa de cama, cortinas, fundas de cojines y de sofá, a más de 60ºC para eliminar chinches adultas, jóvenes y ninfas.
- Congelar objetos pequeños a -20°C durante un mínimo de 72 horas.
- Aspirar los tejidos, asegurándose de introducir la bolsa de aspiración en otra de plástico antes de desechar ambas en el contenedor de basura.
- No desechar los colchones ni muebles infectados en la calle, sino llevarlos directamente al vertedero.
- Rellenar grietas, zócalos o enchufes para evitar que las chinches utilicen estos pequeños espacios como escondites.
La propagación de esta plaga representa una seria preocupación para París y sus preparativos para los Juegos Olímpicos, así como un llamado de atención para el resto de Europa. Con medidas de prevención y erradicación adecuadas, se espera que la ciudad pueda superar este desafío y recibir a atletas y visitantes en un entorno seguro y limpio.
Abigail Santos
