Frente a una multitud desde el balcón del Palacio de Miraflores, el presidente venezolano Nicolás Maduro lanzó un fervoroso llamado: “¡Vamos por ellos!”. Este clamor se produce en un contexto de intensas protestas tras su cuestionada reelección, denunciada como un fraude por la oposición y criticada por la comunidad internacional.
Maduro informó sobre la detención de más de 2,200 personas vinculadas a las protestas contra su reelección. En un tono desafiante, pidió a sus seguidores delatar a los sospechosos de “actos violentos” en las manifestaciones, a los que calificó de “terroristas”. Para facilitar estas denuncias, se habilitó una aplicación móvil y una línea telefónica de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM), permitiendo a los ciudadanos realizar denuncias anónimas.
“Hay que hacerse respetar en el barrio”, proclamó Maduro. “¡Háganme la denuncia de los delincuentes fascistas para irlos a buscar! ¡Voy a proteger al pueblo calle por calle, barrio por barrio!”.
Contexto de las protestas tras reelección de Maduro
Las manifestaciones estallaron inmediatamente después de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunciara la reelección de Maduro con el 52% de los votos, frente al 43% del opositor Edmundo González Urrutia. González, representante de la dirigente inhabilitada María Corina Machado, ha denunciado un fraude y asegura que él ganó los comicios.
Las protestas, que se han extendido por Caracas y otras ciudades, han resultado en disturbios con al menos 24 muertos, según organizaciones de derechos humanos. Las manifestaciones han tenido lugar incluso en barrios pobres, tradicionalmente bastiones del chavismo.
Maduro: El miedo como herramienta de control
En los calabozos de la Policía Nacional en Caracas, una mujer espera noticias de su hermano, detenido tras una protesta en una barriada popular. “Se quedó con unos amigos en una panadería tras una marcha y llegó la policía y se los llevó”, relató a la AFP, pidiendo anonimato. “Van incluso a sacar a la gente de su casa, a quitarle los teléfonos para ver qué tienen en contra del gobierno”.
La ONG Foro Penal, que defiende a “presos políticos”, denuncia masivas detenciones arbitrarias, reportando más de un centenar de menores de edad arrestados. “Hay casos en los que las personas han sido arrestadas no mientras estaban manifestando ni mientras estaban en la calle, sino tarde en la noche en sus casas, y aparentemente esas detenciones son producto de delaciones”, explicó Gonzalo Himiob, vicepresidente del Foro Penal. “Es la instalación del miedo como herramienta de control social”, sentenció el abogado.
Acciones de la Guardia Nacional y la DGCIM
El general Elio Estrada Paredes, comandante de la Guardia Nacional, celebró la “acción contundente” de la Fuerza Armada, indicando que han logrado “llegar a la casa de estos traidores una vez que han cometido hechos vandálicos”. Maduro también anunció la habilitación de dos cárceles de máxima seguridad para trasladar a los detenidos.
El gobierno lanzó una campaña en medios estatales, invitando a la población a usar la aplicación móvil VenApp para denunciar a los “guarimberos” (manifestantes en bloqueos de calles). Aunque la aplicación fue bloqueada en las tiendas de Google y Apple, Maduro aseguró que “más de 5,000 amenazas” reportadas por esta vía habían sido atendidas. En paralelo, la DGCIM habilitó una línea telefónica para denuncias, enmarcada en la “Operación Tun Tun”, una referencia al sonido de la puerta al ser tocada por la autoridad, popularizada por el líder chavista Diosdado Cabello.
Miedo y silencio
El miedo se ha extendido entre la población, con muchas personas borrando contenido de sus teléfonos móviles para evitar ser considerados sospechosos. En una protesta opositora, una joven llevaba un cartel pidiendo “libertad para Jesús Aguilar y todos los detenidos”, refiriéndose a un manifestante arrestado en Guarenas. Sin embargo, prefirió no hacer declaraciones. “Hay mucho miedo (…). Muchas personas se niegan a reportar sus casos”, dijo Himiob, reflejando la atmósfera de temor que prevalece en el país.
La represión en Venezuela sigue aumentando, con el gobierno utilizando todas las herramientas a su disposición para sofocar las protestas y mantener el control, mientras los ciudadanos luchan por sus derechos en un clima de creciente incertidumbre y temor.