Eduardo Sánchez
En la aparentemente tentadora oferta de adquirir una parte de las mejores cadenas hoteleras del mundo a cambio de vacaciones de por vida, surge un oscuro secreto que ha venido afectando a cientos de turistas: el negocio del tiempo compartido. Aunque en principio parece un escenario donde ambas partes salen beneficiadas, la realidad es otra. Este sistema, que ha encontrado acomodo en cadenas renombradas como Hyatt, Marriot, Hilton y Disney, ha demostrado ser una de las mayores estafas legales en el mundo del turismo.
¿SABES QUÉ ES EL TIEMPO COMPARTIDO?
Aunque el concepto del tiempo compartido no es nuevo, su popularidad ha crecido de manera exponencial en los últimos años, representando una industria de más de $100.000 millones de dólares. Pero, ¿qué es exactamente el tiempo compartido? Se trata de un sistema en el cual los clientes compran el derecho de utilizar una unidad de alojamiento en un resort o complejo vacacional durante un período específico de tiempo, generalmente una o dos semanas al año. Estas propiedades, equiparables a hoteles de lujo, ofrecen una gama de comodidades que incluyen piscinas, restaurantes y actividades recreativas. Los propietarios tienen la opción de disfrutar de su unidad en el período asignado o intercambiarlo por tiempo en otro resort afiliado, permitiendo a las personas disfrutar de destinos populares sin tener que adquirir una propiedad completa.
UN ENGAÑO EL TIEMPO COMPARTIDO
Sin embargo, detrás de esta atractiva fachada se esconde una realidad perturbadora. A cambio de un costo elevado por el derecho al tiempo compartido, los compradores se ven obligados a adquirir, además, una suerte de membresía anual que implica desembolsos continuos por supuestos beneficios. Aunque el modelo ofrece la ilusión de ser un accionista de las grandes cadenas hoteleras, en realidad, no se recibe ningún porcentaje de ganancia por la fracción adquirida. En lugar de ser dueño de una parte de la compañía, se tiene un contrato de arrendamiento fraccional sobre la propiedad.
Los costos anuales para los propietarios de tiempo compartido son exorbitantes, llegando a rondar los $25.000 dólares anuales. Asimismo, al momento de disfrutar de las vacaciones, se añade un monto adicional de alrededor de $2.000 dólares. Este panorama se traduce en una inversión que, al hacer los cálculos, resulta ser un 52% más costosa que adquirir una propiedad en la misma área.
Es fundamental estar alerta y armado con una calculadora cuando se presente una oferta de este tipo. Lo que en un principio parece un negocio lucrativo y beneficioso, puede convertirse en una pesadilla financiera. El tiempo compartido, lejos de ser un sueño, se ha erigido como una de las estafas legales más perjudiciales para los turistas desprevenidos.
Abigail Santos
