El laboratorio AstraZeneca ha reconocido ante la Justicia británica que su vacuna contra el Covid-19 podría tener un “efecto secundario raro”. Este anuncio surge en medio de múltiples demandas presentadas por personas que experimentaron efectos adversos tras recibir la inoculación durante la pandemia de 2020.
De acuerdo con el medio británico The Telegraph, las nuevas investigaciones podrían derivar en compensaciones de hasta 125 millones de dólares para los demandantes. En su defensa legal, AstraZeneca admitió que su vacuna podría causar el síndrome de trombosis con trombocitopenia, una condición rara que combina coágulos de sangre con bajos niveles de plaquetas.
AstraZeneca ya había mencionado la posibilidad de este efecto adverso en un paper publicado en 2021, aunque en ese momento destacó que se trataba de casos extremadamente raros. Sin embargo, en el contexto actual, la empresa aún no reconoce un cambio en su postura oficial.
Los abogados de los demandantes argumentan que la vacuna provocó reacciones adversas graves, afectando significativamente a muchas familias. Según el diario inglés, los acuerdos compensatorios con el laboratorio podrían superar los 100 millones de libras.
Uno de los casos más notorios es el de Jamie Scott, quien sufrió una lesión cerebral irreversible tras desarrollar un coágulo de sangre y una hemorragia en la cabeza después de vacunarse en abril de 2021. La situación de Scott no solo implicó daños físicos, sino también un trauma emocional, ya que su esposa, madre de dos hijos, fue informada en el hospital de que su marido probablemente moriría.
A pesar de que AstraZeneca ha negado públicamente la relación directa entre su vacuna y los problemas de salud de Scott, los documentos legales presentados reconocen la posibilidad de esta patología en casos muy raros. La compañía también ha solicitado una investigación más profunda para entender mejor el “mecanismo causal” de estos efectos secundarios.
Este reconocimiento de AstraZeneca marca un punto crítico en el seguimiento de la seguridad de las vacunas y subraya la importancia de la vigilancia continua y la transparencia en la comunicación de riesgos asociados con las vacunas.