Japón a pesar de la polémica comenzó a verter el agua de la planta nuclear de Fukushima en el océano. Dicha agua radioactiva se debe a que hace 12 años un terremoto de 9 grados y los tsunamis con olas de 14 metros hicieron estallar a la mencionada central nuclear, lo que provocó la liberación de combustible radiactivo.
Durante este tiempo, toda el agua fue almacenada y sometida a diversos procesos para eliminar los componentes que la hacían dañina. De acuerdo con el país nipón y a su plan de desmantelamiento de la central de Fukushima, este tiempo fue suficiente para descontaminarla y ya pueden liberar los tanques.
Aquí es donde la polémica se suscitó ya que tanto el gobierno del país del sol naciente, el Organismo Internacional de Energía Atómica, la Organización de las Naciones Unidas y varios científicos afirman que no hay nada por qué temer.
Lo anterior en base a estudios que revelan que, aunque las aguas contenían tritio, el carbono-14, el estroncio-90 y el yodo-129, durante los tratamientos se han eliminado por completo a excepción del tritio.
Sin embargo, llaman a la calma bajo la premisa que el tritio no atraviesa la piel humana. Además, sustentan que el agua radiactiva se ha diluido tanto que la concentración de este elemento está muy por debajo de lo que se considera peligroso.
En cuanto a fauna marina se refiere, los científicos insisten en tampoco supondrá un daño. En los últimos meses tratando de hacer conciencia el gobierno de Fukushima mostró vídeos en streaming de los peces que viven en las aguas contaminadas.
Sin embargo, en contraparte, otra parte de la comunidad científica y las organizaciones medioambientales como Greenpeace han catalogado a este plan como una “mala idea”.
Inclusive el gobierno chino, se manifestó en varias ocasiones de manera negativa y escéptica. Ante la insistencia de Japón, en últimas horas China determinó prohibir la importación de productos acuáticos procedentes de Japón.
Ante las disyuntivas los trabajos empezaron y no se detendrán al menos hasta ahora, ya que, Japón manifestó que realizarán seguimiento de los niveles de radioactividad en el océano y en caso de suponer un peligro para la humanidad o para la vida marina se detendrán inmediatamente.