Pachuca fue testigo de una ceremonia en honor a Emiliano Zapata, el legendario Caudillo del Sur, en el 145° aniversario de su natalicio, el hombre cuya lucha incansable por la justicia social y los derechos de los campesinos sigue resonando a lo largo de México.
Ante el monumento a los héroes de la Revolución Mexicana, autoridades del estado de Hidalgo, la 18ª Zona Militar, la Guardia Nacional, y el municipio de Pachuca, se congregaron para recordar su vida y legado.
Zapata, nacido en Anenecuilco, Morelos, en 1879, se convirtió en un ícono de la Revolución Mexicana.
Su causa, centrada en la tierra y la libertad, defendió a los campesinos más vulnerables, aquellos que durante siglos fueron despojados y olvidados.
A lo largo de su vida, lideró rebeliones contra los poderosos hacendados, organizando a los campesinos en una lucha que no solo buscaba la redistribución de la tierra, sino la dignidad de quienes la trabajan.
Con su famoso Plan de Ayala, Emiliano Zapata dejó claro que su lucha no era por ambición personal, sino por un México donde cada hombre y mujer tuviera el derecho a vivir y trabajar en libertad.
Su legado es tan fuerte que, más de un siglo después, su grito de “Tierra y Libertad” sigue siendo un estandarte para quienes buscan justicia y equidad en el campo mexicano.
Durante la ceremonia, se resaltó cómo Zapata ofrendó su vida por estos ideales, siendo traicionado y asesinado en 1919 en la Hacienda de Chinameca.
Sin embargo, su muerte solo fortaleció su figura, convirtiéndolo en un símbolo eterno de la resistencia y la lucha campesina.
El evento concluyó con la colocación de una ofrenda de laurel y una guardia de honor, mientras la Banda de Guerra del 96 Batallón de Infantería de la 18ª Zona Militar ejecutó el toque de tres de Diana. La imagen de Zapata, con su sombrero de ala ancha y su bigote inconfundible, sigue viva, recordándonos que la lucha por un México más justo continúa, inspirada en su ejemplo.