
Shary Canales, ex directora de Comunicación Social de la CANACO SERVYTUR en Pachuca, decidió romper el silencio sobre el acoso laboral y sexual que vivió en la institución. Aunque claro está que un escándalo de abuso de poder parece ser de lo más “normal” en la entidad y en el país.
Según Canales, los protagonistas de esta tragicomedia son Luis Miguel Escudero Hernández, presidente de la Cámara, y Jorge Luis Trejo Velázquez, vicepresidente de servicios. Estos personajes no solo manejaban la organización, sino que también parecían creer que tenían derecho a manejar la vida de sus empleadas. ¡Qué nivel de descaro!
El 30 de octubre de 2024, Canales fue llamada por Lizbeth González Salinas, vicepresidenta de Recursos Humanos. En una reunión digna de película de mafiosos, le exigieron firmar su renuncia bajo el pretexto de haber filtrado información confidencial. Porque claro, ¿qué mejor manera de encubrirte que culpar a alguien más? Para hacerlo más interesante, la amenaza fue clara: si no firmaba “voluntariamente”, se encargarían de que no consiguiera trabajo en ningún sector empresarial del estado. Ah, y por supuesto, le pidieron que guardara silencio sobre todo lo ocurrido. Pero aquí estamos, ¿verdad?
Por si esto no fuera suficiente para encender las alarmas, Canales también relató que durante su tiempo en CANACO recibió mensajes con insinuaciones sexuales del vicepresidente Trejo Velázquez. Y como cereza del pastel, acusó al presidente Escudero Hernández de comentarios misóginos y tocamientos inapropiados. Parece que estos señores confundieron la Cámara con su club privado.
Ahora Canales ha iniciado un proceso legal por despido injustificado y planea presentar una denuncia penal por acoso sexual. En sus palabras:
“Me siento sexualizada y emocionalmente destruida. Es momento de hablarlo.”
Valiente declaración en un país donde muchas prefieren callar por miedo a represalias.
¿Y los acusados? Bien gracias; ni una palabra han dicho al respecto. La CANACO SERVYTUR tampoco ha emitido un comunicado oficial. Pero claro, cuando el agua llega al cuello, siempre es mejor quedarse callado y esperar a que pase el huracán… aunque este parece que apenas está comenzando.