El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha generado controversia al expresar su opinión sobre el feminicidio de Milagros de Monserrat en León, Guanajuato, una mujer acuchillada la mañana del jueves mientras se dirigía a su trabajo.
A través de su cuenta de Twitter, Bukele hizo comentarios que han causado reacciones variadas tanto en su país como en la comunidad internacional.
En su publicación en la red social, el presidente Bukele señaló que las ONG de “derechos humanos” no se pronunciarán sobre este caso específico. En sus palabras, “Ahí sí saldrán a pedir buen trato y ‘reinserción’ para esa rata asquerosa”, haciendo referencia al presunto perpetrador del crimen.
“Pero las ONGs de “derechos humanos” no dirán nada, a ellos no les importa la muerte de la gente honrada. Ellos solo saldrían en defensa del asesino, si el Estado hace su trabajo y lo saca de las calles” escribió el mandatario salvadoreño desde la red social “X”.
Estas declaraciones han sido interpretadas como una crítica a ciertas organizaciones de derechos humanos y a su enfoque en la protección y tratamiento de los acusados de crímenes.
Las declaraciones del presidente Bukele han suscitado diversas reacciones en El Salvador y más allá de sus fronteras. Mientras algunos apoyan su punto de vista y ven en sus comentarios una denuncia de ciertas dinámicas en el ámbito de los derechos humanos, otros lo critican por su elección de palabras y por lo que perciben como una falta de empatía hacia la víctima y su familia.
El feminicidio de Milagros de Monserrat en León, Guanajuato, es un recordatorio doloroso de los graves problemas de violencia de género que afectan a muchas regiones. Este tipo de crímenes han llevado a movimientos y protestas en todo el mundo, exigiendo medidas más efectivas para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres.
La reacción del presidente Bukele en este caso específico refleja un enfoque particular en su comunicación y su postura sobre ciertos temas. Sin embargo, las declaraciones públicas de líderes políticos pueden tener un impacto significativo en la percepción de la sociedad sobre asuntos tan delicados como la violencia de género y los derechos humanos en general.