Al tomar la calculadora y analizar detenidamente las declaraciones fiscales y patrimoniales presentadas por el ex gobernador Paco Olvera en los años 2014, 2015 y 2016, surge una imagen que intenta proyectar una modestia que simplemente no encaja. Según la información que ahora se revela por demandas de transparencia, Olvera Ruiz no informó sobre la posesión de ninguna propiedad a su nombre, ni tampoco de su esposa e hijos.
En un intento por abrazar la austeridad y renunciar a la opulencia, parece que San Francisco de Asís queda eclipsado por la figura de Paco Olvera.
Los datos revelan una supuesta situación de escasez en la vida de Olvera, quien afirma vivir en alquiler, ya que aparentemente no posee una vivienda propia, ni siquiera un modesto apartamento del INFONAVIT, ni un automóvil con holograma dos.
Examinemos sus ingresos declarados en 2014: 777,849 pesos, equivalentes a 64,820 pesos mensuales. Para 2015, su salario como gobernador ascendió a 1,425,701 pesos anuales, es decir, 118,808 pesos al mes; y en su último año en funciones, 2016, ganó 1,501,931 pesos, lo que representa 125,160 pesos mensuales.
En total, durante esos tres años, Olvera percibió 3,705,481 pesos. Sin embargo, no informó sobre su situación patrimonial en los años 2011, 2012 y 2013, los primeros de su administración.
¿Cuál es la razón de esta omisión?
Solo el aspirante a diputado federal puede responder a esto, y sería prudente que comenzara a explicar a los ciudadanos de Hidalgo las razones de este incumplimiento que, según la ley, podría haber resultado en la destitución de su cargo.
Además, en sus declaraciones, Olvera informó inversiones por un total de 831,868 pesos en 2014, misma cantidad que reportó nuevamente en 2015. ¿Qué tipo de inversiones eran estas que no generaron ninguna ganancia en un año?
La honestidad de Olvera queda en entredicho cuando oculta sus primeras declaraciones como gobernador y, cuando finalmente las presenta, no declara ninguna propiedad ni vehículo.
Mentir en asuntos de declaraciones patrimoniales es un delito grave, especialmente para alguien que fue gobernador del Estado.
Aquellos que lo conocen, incluso su propia familia, deben estar preguntándose a quién intentó engañar Olvera.
Hacemos un llamado a Pablo Pérez, actualmente preso en el penal de Pachuca por acusaciones de corrupción durante el gobierno de Olvera, para que también examine estas declaraciones patrimoniales y nos diga si son creíbles.
Pérez, quien podría convertirse en una especie de conciencia incómoda para Olvera en este proceso electoral, ha sugerido que el exmandatario habría acumulado una fortuna superior a los dos mil millones de pesos, lo que haría que los tres millones 700 mil pesos declarados en sus últimos tres años de gestión sean una suma insignificante.
Hace algunas semanas, señalamos en este espacio que, si Olvera quiere solicitar el voto de los electores del Distrito VI de Pachuca, estaría moralmente obligado a presentar sus declaraciones patrimoniales como un acto de ética y honestidad política.
¿Cumplirá con esto? O, de lo contrario, ¿tendrá la valentía de explicar por qué nunca declaró ninguna propiedad a su nombre o al de su familia, como exige la ley?
Si no lo hace, estaría confirmando lo que hemos planteado: que busca obtener fuero para evitar ser investigado por las autoridades fiscales, incluso por la Unidad de Inteligencia Financiera, evitando así la cárcel, mientras muestra indiferencia hacia los problemas de los ciudadanos.
Quienes lo conocen, al igual que Pablo Pérez, probablemente estén riéndose de esta triste imitación de San Francisco de Asís, a quien solo le falta pedir a los ciudadanos una “coperacha” para pagar su renta y la gasolina de su auto.