El Domingo de Ramos, reconocido como el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, fue conmemorado con fervor y devoción por decenas de fieles devotos en diversas iglesias.
Conocido también como el sexto domingo de Cuaresma, esta celebración marca el momento en que Jesús entra triunfalmente en Jerusalén, según relatan los evangelios, siendo aclamado por multitudes con ramas de palma en sus manos.
En este día, fieles de diferentes confesiones adquieren palmas que son bendecidas por los sacerdotes, siguiendo una práctica centenaria.
Estas palmas, luego de ser bendecidas, son colocadas en lugares de honor en los hogares de los creyentes durante toda la Semana Santa, simbolizando la presencia y protección divina en sus vidas.
Una vez finalizada la Semana Santa, estas palmas son recolectadas y quemadas en ceremonias religiosas en las iglesias. Las cenizas resultantes son luego utilizadas en el Miércoles de Ceniza del año siguiente, marcando así el inicio de un nuevo ciclo litúrgico.
El Domingo de Ramos no solo representa un momento de reflexión y preparación espiritual para los creyentes, sino que también es un recordatorio del inicio de los eventos que llevaron a la crucifixión y resurrección de Jesucristo, fundamentales en la fe cristiana.