Liam Neeson lleva más de una década encasillado en los mismos roles protagónicos de películas que parecen aparecer en la pantalla casi de manera automática desde que “Búsqueda Implacable” transformó su carrera en 2008. Ese thriller lo catapultó al estatus de estrella de acción en Hollywood, pero también lo confinó a una serie de personajes similares que han generado tedio en la audiencia. Su más reciente filme, “Implacable”, podría parecer otra entrega más en esa línea, aunque ofrece un matiz distinto.
Aclaman a Liam Neeson por su actuación
En “Implacable”, Neeson interpreta a un personaje más humano y contenido que muchos de sus anteriores. La historia aborda las cicatrices del pasado, la soledad y el anhelo de redención. Su protagonista, sin nombre pero con una fuerte personalidad, es un ex-boxeador con un oscuro pasado en el mundo del crimen. La cinta inicia con un auto clásico llegando a un malecón, donde el personaje entra a una casa semi-vacía y comienza a narrar recuerdos de una infancia turbulenta. Su vida actual lo mantiene atado a una mafia en Boston, pero su declive físico y mental lo empujan a enfrentar las consecuencias de su historia.
Neeson aborda un personaje ambiguo
A diferencia de otras películas de Neeson, “Implacable” no presenta un rescate heroico ni un villano definido. Aquí, el enemigo es el tiempo y los estragos del pasado. La pérdida de memoria, secuela de su vida como boxeador, afecta su trabajo y sus últimas relaciones personales. Sin otra salida, emprende un camino violento con la esperanza de redimirse, aunque sin certezas de lograrlo.
La dirección opta por un montaje pausado, con escasa acción y un tono casi contemplativo, brindando un respiro al frenético ritmo que ha definido la carrera reciente del actor. Sin embargo, el mensaje de la película es ambiguo: su protagonista no se redime del todo ni parece aprender de sus errores, un desenlace que podría frustrar a la audiencia.