
El editor de “El brutalista”, Dávid Jancsó, desató polémica al revelar que se utilizó inteligencia artificial (IA) para perfeccionar el acento húngaro de Adrien Brody, protagonista de la película. En una entrevista con RedShark News, Jancsó explicó que la herramienta Respeecher ayudó a ajustar el acento del personaje László Tóth, un arquitecto sobreviviente del Holocausto interpretado por Brody.
Estas declaraciones provocaron un debate en redes sociales, especialmente porque la cinta se posiciona como una fuerte candidata a recibir nominaciones importantes en la próxima edición de los Premios Óscar, incluidas Mejor Película, Mejor Actor y Mejor Director. La controversia llevó al director Brady Corbet a intervenir para aclarar los límites del uso de la tecnología en su película.
En entrevista con The Hollywood Reporter, Corbet explicó que el uso de IA se limitó exclusivamente a aspectos lingüísticos y aseguró que las actuaciones del elenco son completamente genuinas. Asimismo, desmintió rumores sobre la utilización de IA en otras partes de la producción, como una supuesta secuencia al final de la cinta que presentaría diseños arquitectónicos generados por inteligencia artificial.
El “Brutalista” tendría diseños a mano
Corbet detalló que los diseños mostrados en pantalla fueron creados a mano por el equipo liderado por Judy Becker, responsable del diseño de producción. Afirmó que todos los planos visuales se filmaron o dibujaron manualmente, negando rotundamente cualquier uso de IA para renderizar imágenes.
El director también defendió el uso de herramientas tecnológicas como un apoyo para optimizar detalles técnicos sin comprometer la esencia del filme. “Cada aspecto de ‘The Brutalist’ refleja la creatividad y el esfuerzo humano. Nos sentimos inmensamente orgullosos del trabajo de nuestro equipo”, afirmó Corbet.
A pesar de las aclaraciones, el debate continúa, con opiniones divididas entre quienes aceptan el uso de IA como un recurso innovador y quienes temen que estas prácticas resten autenticidad al cine. “The Brutalist” no solo ha generado expectativas por su narrativa y calidad técnica, sino también por las discusiones éticas que plantea en torno al uso de la tecnología en la industria cinematográfica.