Hace 23 años, el mundo del fútbol mexicano y argentino se conmocionó con la trágica pérdida de Pablo Hernán Gómez, un delantero conocido por su habilidad en el campo y su prometedor futuro en la Liga MX.
Considerado una de las grandes promesas del fútbol argentino, su talento lo llevó a México, donde brilló con los Tuzos del Pachuca. En este club, rápidamente se ganó el cariño y el respeto tanto de la afición como de sus compañeros.
La carrera de Gómez, repleta de logros y expectativas, se vio abruptamente interrumpida el 29 de enero de 2001 debido a un accidente automovilístico.
Nacido el 20 de diciembre de 1977 en Mendoza, Argentina, Pablo Hernán Gómez se formó en Huracán Las Heras desde 1992, debutando en el Apertura 1995 a los 17 años.
Un día después de su último partido, viajó a San Luis Potosí con su esposa, Mónica González, y sus dos hijos para visitar a su cuñado, Ariel González.
Según algunas especulaciones, conducía su Lincoln Town Car a una velocidad de 170 km/h en la carretera Portezuelo-Huichapan.
Al llegar a la curva conocida como “La Manga”, perdió el control del vehículo, lo que provocó que se volcara.
El impacto causó la muerte de Pablo y su esposa, mientras que sus dos hijos sobrevivieron al accidente sin lesiones de gravedad.
La imagen de Pablo Hernán Gómez se exhibe con orgullo en la vitrina de trofeos de la Universidad del Fútbol y Ciencias del Deporte del Grupo Pachuca, sirviendo como un recordatorio de su tiempo en las filas del equipo.
El club ha progresado significativamente en su estructura deportiva, comercial y social, como destaca el sitio deportivo Medio Tiempo.
El 11 de febrero de 2001, durante un partido contra Cruz Azul, los Tuzos del Pachuca retiraron el número 20 en una emotiva ceremonia previa al encuentro, en memoria de Gómez y su esposa.
Este gesto permanece como un tributo a la huella indeleble que Pablo Hernán Gómez dejó en el fútbol y en la comunidad deportiva.