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La computación cuántica es aún ciencia ficción, pero como sucede con muchas cosas de la ciencia ficción puede terminar convirtiéndose en realidad.
“Es cierto. La computación cuántica es aún ciencia ficción, pero como sucede con muchas cosas de la ciencia ficción puede terminar convirtiéndose en realidad”. Menciona el físico español Ignacio Cirac, cuyo sueño máximo sea quizá lograr una computadora, sin errores, capaz de realizar cálculos millones de veces más rápidos que hoy día. Por ahora trabaja con prototipos y simuladores. El desafío es grande: como todo estudio de lo microscópico implica aplicar leyes distintas a las newtonianas. Se trata de una comprensión distinta del espacio y del tiempo. Para muchos es difícil de asimilar.
Cirac se recibió como licenciado en Física Fundamental por la Universidad Complutense de Madrid y con tan solo 26 años también alcanzó el título de doctor en Física en la misma casa de estudios con su tesis sobre la interacción de átomos de dos niveles con estados no clásicos de luz.
Sus estudios lo llevaron a participar de proyectos de investigación en más de una decena de universidades de renombre como Harvard, Oxford, Hamburgo, Hannover, y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Desde el 2001 dirige la división teórica del Instituto Max Planck de Óptica Cuántica, en Garching, Alemania y también es asesor de investigación y profesor invitado en el Instituto de Ciencias Fotónicas de Castelldefels, en Barcelona.
“Nosotros tenemos muchas preguntas que vamos resolviendo con el tiempo. Hasta hace poco, cien años atrás, teníamos una idea muy equivocada. Ahora sabemos que estamos hechos de partículas subatómicas que crean moléculas, pero claro nos gustaría saber si sigue hasta el final el cosmos haciéndose más pequeño”, dice.
“Una computadora cuántica es una supercomputadora que permite hacer cálculos mucho más complejos y rápidos que las que tenemos ahora. Funciona de una manera completamente diferente y es muy potente. Usamos las leyes de la física cuántica para procesar la información que tenemos”, expresa quien fuera definido como “el Messi” de la física en España.
Uno de los desafíos más importantes que supone utilizarla y desarrollarla reside en su temperatura óptima de trabajo y es que, a diferencia de lo que sucede con los ordenadores tradicionales, no puede funcionar correctamente a temperatura ambiente. Necesita entornos muy fríos, aproximadamente 273 grados Celsius bajo cero y para ello se usa en su mayoría el sistema de refrigeración criogénica que es muy costosa.
“El ordenador cuántico de tres metros cuadrados hay que tenerlo en condiciones especiales y extremas y para eso hace falta un laboratorio enorme y una electrónica que no tenga ningún defecto. Hay que aislarla completamente”, explica.
Además, comenta que “Lo que más me interesa personalmente de los ordenadores cuánticos es que pueden resolver lo que llamamos problemas de muchos cuerpos. Problemas científicos pero que luego tienen sus aplicaciones. Podemos construir casas, aviones, cohetes, pero hay algo que no sabemos hacer que es cuando nos vamos al mundo microscópico y hay muchas partículas no sabemos predecir lo que va a pasar. Y eso es lo que pienso que los ordenadores cuánticos sí que pueden hacer: pueden predecir lo que va a pasar ahí.”
En 2019 Google alcanzó la supremacía cuántica. Según informaron lograron en 3 minutos 20 segundos una operación para calcular números aleatorios que al ordenador convencional más potente de la actualidad le llevaría incluso años.